Por Leonel González Esparza
Cuando leeemos los libros y en ellos analizamos el desarrollo de la práctica Mercadológica nos hemos dado cuenta que tan lejos hemos avanzado desde aquella temprana etapa de los Baby Boomers donde solo se conformaban con los satisfactores primarios, es decir, con productos que solo solucionaban necesidades prácticas de confort.
Hoy en día pensar en centrar nuestras estrategias en el invididuo ha pasado de ser un argot literario en los temas universitarios a una cada vez mas recurrente práctica en las empresas que se destacan por su capacidad innnovadora para centrar su razón de ser completamente en las necesidades del individuo y desde una perspectiva y percepción honesta ante el consumidor y a su vez generar una propuesta empresarial sencilla pero ampliamente potente para atraer consumidores como quizás es el caso de el centro de acondicionamiento físico Vivo 47 ubicado en la Ciudad de México y el cual apuesta a atraer y competir con otras marcas desde un enfoque de Marketing Individualizado a través de uso de "experiencia memorable" en el consumidor para lograr su fidelidad. ¿Qué fascinante sería que esto se volviera una práctica recurrente en las empresas mexicanas? Pasaríamos a una cultura de calidad en el servicio y mejoraríamos la cada vez mas deteriorada calidad de vida del ser humano sumergido en la vorágine del mundo de hoy en día.
Otro ejemplo que quizás es interesante es citar la política de ventas y servicio que tiene las tiendas de la marca Abercrombie cuando sus empleados se autodefinen mas como asesores de moda que simplemente vendedores de mostrador. Han migrado la imagen tradicional de vendedores despiadados sin interés personal en el cliente con la única meta de generar una venta, en personas solucionadoras de problemas interesadas en satisfacer plenamente al consumidor para crear la confianza necesaria en el mismo que logre lo que quizás sea otro de los argots más díficiles de conseguir: la recompra y por ende la fidelidad del cliente hacía la firma.
Experiencias como la anterior me hacen pensar que quizás lo que la mayoría de los microempresarios hacen como "sentido común" bien podría transmigrarse al resto de la organización y volverse una herramienta infalible para competir en un mundo cada día mas dominado por las expectativas que espera el consumidor sean satisfechas por la empresa para la cual efectúa una compra.
TweetOtro ejemplo que quizás es interesante es citar la política de ventas y servicio que tiene las tiendas de la marca Abercrombie cuando sus empleados se autodefinen mas como asesores de moda que simplemente vendedores de mostrador. Han migrado la imagen tradicional de vendedores despiadados sin interés personal en el cliente con la única meta de generar una venta, en personas solucionadoras de problemas interesadas en satisfacer plenamente al consumidor para crear la confianza necesaria en el mismo que logre lo que quizás sea otro de los argots más díficiles de conseguir: la recompra y por ende la fidelidad del cliente hacía la firma.
Experiencias como la anterior me hacen pensar que quizás lo que la mayoría de los microempresarios hacen como "sentido común" bien podría transmigrarse al resto de la organización y volverse una herramienta infalible para competir en un mundo cada día mas dominado por las expectativas que espera el consumidor sean satisfechas por la empresa para la cual efectúa una compra.
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